¿Qué es el abuso?

Se define el Abuso Sexual en la Infancia (ASI) como “contactos e interacciones entre un niño y un adulto, sin importar su sexo, cuando el adulto (agresor) usa al niño para estimularse sexualmente a él mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor de 18 años cuando ésta es significativamente mayor que el niño (víctima) o cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre otro.” (Definición del National Center of Child Abuse and Neglect – 1978).
Los abusos sexuales infantiles representan un problema mucho más amplio de lo que se cree. Se estima que una de cada 4 niñas y uno de cada 7 niños sufre, antes de cumplir los 17 años de edad, este tipo de maltrato, que sucede en todos los niveles sociales y en la mayoría de los casos lo cometen los familiares y allegados, de forma repetida. Este es, además, el principal motivo que ocasiona que se silencie en un alto porcentaje de los casos, alrededor del 86 por ciento de los casos nunca son descubiertos.
Los abusadores suelen ser varones aparentemente normales, integrados socialmente, que desarrollan a menudo habilidades interpersonales importantes y mantienen una vida sexual normal. Se estima que alrededor del 13% de los abusos son cometidos por mujeres.
Las consecuencias inmediatas del abuso sexual infantil pueden ser físicas (pesadillas, cambios de hábitos de comida) y emocionales (miedo, agresividad, aislamiento). A largo plazo, algunas de las secuelas más importantes que puede acabar desarrollando la víctima van desde la baja autoestima, anorexia, depresión, psicosis y prostitución, hasta la drogadicción, autolesiones, e incluso el suicidio.
Se puede enseñar a niños y niñas a protegerse ellos mismos de estos abusos, dándoles herramientas para reconocerlos y saber decir que NO a tiempo. O bien, si el maltrato ya se ha producido, animar a contarlo cuanto antes a una persona de su confianza para que le dé solución al problema, reduciendo al mínimo las secuelas.
La campaña de prevención de Aspasi se ocupa de sensibilizar, nunca alarmar, a todos los que están en contacto con los niños para que estén advertidos de la existencia de este maltrato y puedan, por consiguiente, aprender a defender al niño en este aspecto, enseñando a detectar si ha sido abusado, y a saber cómo actuar en caso necesario.
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