Los niños traumatizados por un abuso sexual, físico o psicológico son más propensos a desarrollar síndrome de fatiga crónica (SFC) en la adultez, como sugiere una investigación estadounidense, según la cual parece haber una relación entre anormalidades del sistema nervioso y del sistema endocrino (disfunción neuroendocrina) en las personas con SFC que sufrieron traumas infantiles.
“El 60 por ciento de las personas que tienen SFC, un conjunto de síntomas debilitadores, como fatiga y dolor sin explicación, fueron abusadas en la infancia”, ha afirmado el doctor William C. Reeves, investigador del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos y autor principal.
Para el estudio, publicado en 2009 en ‘Archives of General Psychiatry’, su equipo recabó información sobre 113 personas que padecían SFC y 124 personas que no, a quienes se les preguntó si habían experimentado algún trauma infantil, como abuso sexual, físico o emocional, o negligencia emocional y física.
Hallaron que quienes habían experimentado un trauma en la niñez tenían seis veces más probabilidades de desarrollar SFC, que los individuos no traumatizados.
Las personas con SFC que han sufrido trauma infantil muestran niveles más bajos de cortisol, una hormona que el organismo segrega en mayor cantidad ante situaciones de emergencia o amenaza, lo cual -según los investigadores- pueden indicar una función reducida del sistema neuroendocrino de respuesta al estrés.