Profesorado: Prevención y detección del ASI

La función del profesorado es un importante medio de prevención ya que los profesores/as pasan muchas horas junto a los niños/as, los ven crecer y desarrollarse, pueden ver sus cambios y detectar sus señales.

A pesar de que en muchas ocasiones sea difícil detectar el abuso sexual tanto en la infancia como en la adolescencia, también hay resistencias a creer que esto pueda estar pasando realmente y a tantos pequeños como las estadísticas indican. A su vez, la dureza de pensar que un niño puede estar sufriendo algo así delante tuya y no estar percibiéndolo es una carga de responsabilidad importante.

Sin embargo, si aprendemos unas nociones básicas sobre detección e intervención, podremos ayudar a muchos niños que sufran, no sólo abusos sexuales, sino una amplia gama de situaciones y hechos difíciles. En muchas ocasiones, sólo el tener a una persona que les escuche, les crea sin cuestionarles y les acoja en su dolor, es altamente reconfortante para ellos.

Señales e indicios que pueden ayudarnos a detectar abusos:

  1. Conductas hipersexualizadas consigo mismos y con sus compañeros. La curiosidad sexual y los juegos sexuales normales son sanos, pero hemos de estar atentos cuando lo hacen de manera compulsiva o los juegos no corresponden a los conocimientos sobre sexualidad que suelen tener a su edad.
  2. Conocimientos sexuales no acordes con su edad. Esto es un claro aviso para que observemos y puede indicar varias cosas que debemos indagar. Por ejemplo: un abuso sexual físico, que el niño ha visto o tenido acceso a material pornográfico o que ha visto situaciones sexuales reales que está reproduciendo.
  3. Agresividad o aislamiento. En general, cuando algo les afecta, los niños lo expresan hacia afuera, lo exteriorizan, mientras que las niñas lo interiorizan, lo viven hacia dentro.
  4. Autolesiones: golpes, arañazos, pellizcos…
  5. Regresiones. Por ejemplo, cuando ya han aprendido a controlar esfínteres pero dan marcha atrás y retroceden en la etapa de desarrollo.
  6. Mutismo. Niños que dejan de hablar. En muchas ocasiones esto sucede porque tienen que mantener el secreto y es su manera de no contárselo a nadie.
  7. Actitud distraída. No están atentos en las clases, se muestran ausentes, no son capaces de concentrarse y no evolucionan, sin tener ninguna dificultad de aprendizaje.
  8. Ansiedad o nerviosismo que puede verse, por ejemplo, en su manera de comerse las uñas o incluso los dedos.

Si detectamos alguna de estas conductas en los niños, es importante no sacar conclusiones y no alarmar, sino explorar a través de preguntas abiertas que inviten al niño a hablar y crear un entorno seguro y de confianza para que nos pueda contar lo que le preocupe o le haya sucedido.

Si nos cuenta que ha sido o está siendo abusado, debemos escucharle manteniendo la calma, darle las gracias por confiar en nosotros, y decirle que vamos a buscar ayuda. No debemos prometerle cosas que no podemos cumplir, como que le vamos a proteger y que no le va a volver a suceder porque, si no es así, el niño podría sentir que otra persona en quien confía le traiciona.

Un comentario de “Profesorado: Prevención y detección del ASI

  1. Marta dice:

    Hoy justo mi chico me hacía esta pregunta… Él va a ser profesor de Inglés y me preguntó si él como docente podría darse cuenta de que un alumno o alumna suy@ está sufriendo abusos… Él es mi gran apoyo y está súper concienciado con el tema.

    Pienso que la labor de los profesores es importantísima.
    En mi caso nunca se lo conté a ninguna profesora pero ahora con los años lo pienso y si que me apoyé especialmente en 2 profesoras en las que encontré una confianza y un cariño que quizás me faltó en mi madre.
    Cuando pasó todo, acudí a mi madre llorando y sentí que ella me falló porque no me dio ni un abrazo y me culpó de todo diciéndome una frase que jamás olvidaré: “Tienes que aprender que los hombres son así.”
    Ahora me ha pedido perdón y la entiendo, entiendo que su situación era tan difícil pero ahora lo pienso y es cierto… En cierto modo desde entonces, me cerré a ella, sentí esa traición tan tremenda por su parte y me volqué en dos profesoras que, sin tener ni idea de mi secreto, me colmaban siempre de abrazos y gestos que calmaban a la niña que gritaba en mí. Aunque tuviese 15 o 16 años, esa niña seguía gritando dentro de mí, llorando… Y ellas, sin saberlo, sin tener ni idea de lo que me había pasado, me calmaban, encontraba tanta paz en sus abrazos… Y ellas me ayudaron tanto sin saberlo…

    Aprovecho para daros las gracias de todo corazón por todo lo que hacéis. Cada vez soy más consciente de que aparte del gran silencio que hay alrededor de nuestra verdad, hay tan poca información del tema que todas las campañas que se hagan de prevención y concienciación son pocas… Gracias por ponernos voz.
    ¡¡Un abrazo muy, muy fuerte!! 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

* Para enviar un comentario debe aceptar nuestra política de privacidad y normativa RGPD

*

Acepto la política de privacidad

Abrir chat
1
¿Necesitas ayuda?
Escanea el código
Hola,
¿En qué podemos ayudarte?